Signo y lenguaje visual

SIGNO Y LENGUAJE VISUAL

La percepción es la conciencia de una sensación. Es el proceso psicofísico en que el sujeto transforma las impresiones sensoriales (estímulos) previamente transportadas a los centros nerviosos, en objetos sensibles conocidos.

La codificación y articulación de esos conocimientos conforman sistemas especializados donde predominan unos sentidos de percepción (canales) sobre los otros. Los sistemas con predominio de lo visual y lo auditivo forman organizaciones de comunicación complejas y abiertas que llamamos lenguajes. El lenguaje es un sistema compuesto por signos que sirve para transmitir información.

El signo lo podemos definir como aquello que hace referencia a otra cosa (referente) que no está; es la materia prima del pensamiento y, por lo tanto, de la comunicación. Un signo se interpreta. Los signos pueden ser sonoros (como los que conforman las palabras o la música), escritos (compuesto por las letras y símbolos), gestuales (como es el lenguaje corporal, teatral o kinestésico) o icónicos (imágenes). Los signos no tienen ningún significado por sí mismos, nosotros se lo asignamos al interpretarlos. Un signo se crea y se le da un sentido; luego puede ser interpretado (decodificado).

Narcissus (detalle del brazo y su reflejo) Óleo en lienzo. Michelangelo Merisi da Caravaggio  

En esta imagen del brazo y su reflejo podemos observar que los contrastes de claro y oscuro establecen la ilusión de los bordes y consecuentemente del volumen, e incluso del reflejo de éste en el agua.

Haciendo una clasificación diferente, podemos referirnos al sistema o lenguaje con que se comunican los animales entre ellos y con nosotros, los lenguajes artificiales o formales creados por la humanidad para dar precisión a conocimientos específicos con signos y reglas propias (matemáticos, de programación, musicales), el lenguaje verbal (oral o escrito) y el lenguaje no verbal (táctil, kinestésico, proxémico y visual).   

En la relación entre la percepción general y los sentidos (así como en la vinculación con otras formas de registro), el signo se entenderá mediante la descripción de los significantes. Es en la materia (la luz, el sonido, el volumen, etc.) donde la idea se encuentra con el mundo sensible.

Toda la cultura es un sistema de signos. La semiótica es la ciencia de los signos. Como recuerda el Groupe  m en el Tratado del signo visual (1993), fue Louis Hjeimslev (1899-1965) quien definió en “Prolegómenos a la teoría del lenguaje” (1943) que el signo está constituido por la relación entre dos funtivos[1], “el uno relacionado con el plano de la expresión” (conjunto de percepciones), que llaman plástico, y “el otro con el contenido” (universo semántico), considerado icónico. Esta es una regla general que se observa en todos los lenguajes. En el caso del lenguaje visual, fijar la lectura del signo en su materialidad permitirá comprenderlo más allá del sentido de su aspecto icónico o comunicacional y del conocimiento propio de otros campos. La unidad lograda en el signo visual por los dos términos (plástico e icónico), en un principio independientes, no es natural ni será eterna. Casi todos los lenguajes son lineales, es decir que se comprenden (se leen, se escuchan, etc.) en un orden que no puede ser alterado en el tiempo y que transcurre desde un principio a un final.

Pero no es eso lo que ocurre con la lectura de una imagen. La mirada se dirige de un contraste plástico-icónico a otro y vuelve luego sobre lo que ya vio para completar el conocimiento. Este retorno reiterado del movimiento ocular acumula información y completa la lectura. Los ojos no pueden dejar de moverse para fijarse en un punto. No miramos de forma estática, los ojos buscan las partes interesantes (contrastes) de una escena y construyen un mapa mental de ella. Una razón para la existencia de este movimiento sacádico es que sólo la parte central de la retina, la fóvea, tiene una alta concentración de células fotorreceptoras sensibles al color, los conos. El resto de la retina está tapizado básicamente por bastones, células fotosensibles monocromáticas, especialmente buenas en la detección del movimiento. Por esto, la fóvea es la parte de la retina encargada de la visión en alta resolución.

Toda imagen contiene una doble realidad: es percibida como un fragmento de superficie plana, y complementada mentalmente como una representación de un espacio tridimensional. En ese sentido, hay que tener en cuenta que las dos realidades de la imagen son diferentes: la imagen plana puede tocarse mientras que la imagen como percepción tridimensional existe por nuestra percepción, como lo señaló Jacques Aumont (n. 1942)[2]. Para el punto de vista “fijo y único hay tres fuentes potenciales de información sobre lo plano de la imagen: el marco y el soporte de esta imagen; la superficie (texturada) de la imagen; y los defectos de la representación analógica” (colores y contrastes menos saturados que la realidad). Este es el reconocimiento material del signo visual del que se desprenderá la lectura de la representación, es decir, su iconicidad. Las imágenes permiten percibir una realidad tridimensional cuando el espectador encuentra los elementos que le permiten inferirla.

En su Tratado de la Pintura, Leonardo da Vinci[3] (1452-1519) estableció reglas que aún hoy se consideran válidas: “pintar los objetos próximos en colores más saturados, contornos más nítidos y textura más gruesa; los objetos lejanos estarán más arriba en el lienzo, serán más pequeños, más pálidos, más finos de textura, las líneas paralelas en la realidad deben converger en la imagen” (…) “Estas reglas permiten que la escala espacial de la superficie pintada reproduzca en la retina unas discontinuidades de luminancia y de color comparables a las que produce una escena no pintada”. Una de las mayores diferencias entre una imagen artificial y una imagen retiniana u óptica es que esta última sólo es nítida en su centro y la primera está completamente definida para poder ser recorrida por el espectador, concluye Aumont. En la comunicación visual la puesta en correspondencia es cualquier cosa menos biunívoca y convencional, el signo visual es polisémico y tiene dos aspectos: el icónico y el plástico.

Narcissus (detalle del rostro) Óleo en lienzo. Michelangelo Merisi da Caravaggio.

En este detalle de la pintura vemos la textura material del óleo y como buenos espectadores deseamos creerle e ignorar que es una construcción producto de una organización tecnológica.  

Narcissus (detalle del rostro pixelado) Óleo en lienzo. Michelangelo Merisi da Caravaggio.

Nuestro mayor acercamiento a las imágenes es digital que está compuesta de píxeles. Un píxel es, en informática, la unidad mínima que forma una imagen digital. Esta imagen puede ser mostrada e interpretada por el hardware de un ordenador, por ejemplo, mediante un monitor o una impresora.

Charles Sanders Peirce[4] consideró que es un ícono cualquier signo que mantenga similitud con el objeto que representa. En la imagen sobresale la iconicidad en tanto reconocemos las características visuales, formales y/o estructurales del objeto a representar. El ícono es un representamen que sustituye o representa al objeto a través de la semejanza con este. Incluiremos en este grupo las imágenes de la tradición pictórica, los dibujos y fotografías que tienen intención representativa. Todo signo icónico tiene una forma y por lo tanto está compuesto de elementos (punto, línea, color, materia, textura, composición, contrastes, bordes, límites y marco distribuido sobre un soporte) que exponen las modulaciones, los contrastes y las direcciones que conforman el signo plástico.

El signo plástico y el signo icónico son dos maneras de reconocer la función del signo visual: cómo está realizada y qué representa, a qué alude. La forma en que fue hecha (impresa, pintada, etc), sus características compositivas, aportan al signo visual particulares expresiones. No es lo mismo ver y analizar una pintura al óleo expuesta en un museo que la misma imagen impresa en un libro, proyectada en un muro o vista en la pequeña pantalla de un celular.

Si el signo visual tiene la doble característica de ser un signo plástico (y por lo tanto considerado por sus elementos formales, independientemente de lo que representa) pero además icónico y transmisor de información, ¿Qué aspecto llama primero para leer y entender la imagen? Dos aspectos son los principales convocantes: en lo plástico es la suma del mayor contraste (luminosidad, tinte y/o saturación), la forma, la línea, la relación de la materia con el soporte, los tamaños y las definiciones de los bordes; en lo icónico son aquellas formas que se reconocen como representación y que, por la extensión de la superficie que ocupan, definición y pregnancia, ayudan a entenderla.

Por lo tanto, un signo se entenderá en tanto puedan compartir el código el realizador y el espectador.


Para profundizar el estudio

  • Aumont, Jacques. La imagen. Paidós Ibérica. (1992) Barcelona
  • Eco, Umberto. Signo. Ed. Labor. (1988) Barcelona
  • Groupe m. Tratado del signo visual. Ed. Cátedra. (1993) Madrid
  • Gubern, Román. Patologías de la imagen.  Ed. Anagrama (2004) Barcelona
  • Joly, Martine. Introducción al análisis de la imagen. La marca editora. (1999) Buenos Aires
  • Kandinsky, Wassily. De lo espiritual en el arte. Ed. Galatea Nueva Visión. (1960) Buenos Aires
  • Hess, Walter. Documentos para la comprensión del arte moderno. Ed. Nueva Visión (1973) Buenos Aires

Narcissus (110 cm × 92 cm) Óleo en lienzo. Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610)

Narcissus (110 cm × 92 cm) Óleo en lienzo. Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610)

Como queda señalado en “Imagen y mito” las propiedades de la imagen aparece contada en los mitos antiguos y es tratada en obras visuales y literarias. La imagen al materializarse se convierte en representación y por lo tanto en signo visual. El signo visual es plasmado con pintura y su iconicidad es conocida.


[1] Funtivo. Término con que se traduce el francés fonctif usado por la Glosemática para designar cada uno de los términos que intervienen en una función.

[2] Jacques Aumont es un teórico y crítico de cine francés. A pesar de ser ingeniero, Aumont comenzó a contribuir en la revista Cahiers du Cinéma desde fines de la década del 60​ hasta 1974.

[3] Leonardo da Vinci fue un polímata florentino del Renacimiento italiano. Fue a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, ​ botánico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. Falleció acompañado de Francesco Melzi, ​ a quien legó sus proyectos, diseños y pinturas. ​

[4] Charles Sanders Peirce (1839-1910) fue un filósofo, ​lógico y científico estadounidense. Es considerado el fundador del pragmatismo y el padre de la semiótica lógica moderna o teoría de los signos, junto con Ferdinand de Saussure (1857-1913), considerado también padre la semiótica estructuralista o semiología. ​

You may also like...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *