la imagen y el arte.
Todos los escritos, científicos, literarios y musicales se leen linealmente de principio a fin. Cuando salteamos algo o volvemos a mirarlo, básicamente vemos que el discurso se altera. Un film o video puede discontinuar los tiempos recurriendo al montaje, pero si el espectador altera el orden de visión de esa obra sin dudas le cambia el sentido.
A diferencia de estos, una imagen no temporalizada (foto, pintura, dibujo, grabado), al ser no lineal, ofrece la posibilidad de la lectura diferente. El órgano para el registro visual está compuesto de los dos ojos. Allí, ante el espectro electromagnético (luz), se inicia el reconocimiento por medio de centros nerviosos que captan y procesan la información y la convierten en impulsos eléctricos que el nervio óptico lleva hasta el cerebro donde la codifican como lenguaje. Tras la córnea está la cámara anterior del ojo, que contiene el humor acuoso. Detrás está el iris y en el centro la pupila. El iris administra el paso de la luz que llega a la retina, y más atrás el cristalino realiza el enfoque en los fotorreceptores (conos y bastones). Estos son los axones, suerte de terminales conectadas a otras células nerviosas musculares y glandulares. Este proceso, que tiene una dimensión temporal, lleva la información al cerebro y muestra el carácter eminentemente temporal del acto de mirar. La percepción visual es activa y tiene tres tipos de movimientos oculares constantes: el movimiento sacádico, el de fijación o seguimiento y el de convergencia. Los ojos miran buscando los contrastes de forma, color y valor y las diagonales que provocan movimientos oculares dinámicos y construyen un mapa mental de la escena. Están en una constante vibración imperceptible que hace oscilar el foco adelante y atrás unas sesenta veces por segundo, e informan al cerebro, que codifica lo que recibe diferenciando el movimiento de los objetos del que hace por sí la cabeza. Por estos motivos, el recorrido de la mirada en una constante ida y vuelta sobre la imagen acumulando información hace del conocimiento visual una experiencia radicalmente diferente a los otros modos de registro perceptual.
Cuando hablamos del estudio del campo del arte visual, es necesario determinar si nos referimos a que con la ayuda de otros conocimientos (historia, filosofía, estética, etc.) estudiaremos objetos artísticos, o a que nos sumergiremos en la práctica del arte para estudiarlo en su naturaleza.
En el primer caso de estudio miraremos las obras desde el saber que nos permite ser espectadores de la realización concluida, viviremos la experiencia del sujeto ante el objeto presentado y lo leeremos desde la ciencia (historia, semiótica, etc.). Tendríamos en esa circunstancia que crear el marco de referencia ayudados de ese mismo conocimiento en el que estamos instalados, para generar la heurística, que es la estrategia sistémica imprescindible para encontrar, descubrir o comprender alternativas o respuestas en ese conocimiento contextuándolo. Por la heurística ampliaremos nuestro campo de información y referencia sobre el objeto o tema. Pero solo será eso, no se incorpora la experiencia del proceso de creación. Esta búsqueda podrá confundirse incluso con una genealogía que identifica los ascendientes formales, representativos y significantes e imagina la continuidad de los datos, que incluyen nombres, fechas, épocas y autores. Si los estudios se dirigen a la práctica del arte, la lectura de la imagen, la experiencia y los modos de encararlos serán diferentes a cuando nos ocupamos delos conocimientos científicos. Trabajando los lenguajes y los modos de realización artísticos (dibujo, pintura, escultura, grabado, objeto, instalación, video),el estudiante abordará su producción con las dudas, las seguridades, las influencias —en la forma o el estilo— de los maestros predecesores y, principalmente, con la decisión de decir (con conciencia o sin ella)su propio discurso o mensaje. Cuando haya terminado la obra, la conocerá con la experiencia de haberla encarado desde la idea y el soporte hasta el trabajo completo.
El falso espejo. (1928) René Magritte (1898-1967)
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Dibujo anatómico de Leonardo Da Vinci (Schloss Museum de Weimar) muestra la evolución del conocimiento de la estructura y función del cerebro y rompe con la tradición con que se lo representó en el medioevo.