“En el arte conceptual prevalece la teoría sobre el objeto. Ya no basta la obra, sino que debe enmarcarse en las teorías que la fundamentan.” (Pág. 12).
“Importan más los procesos formativos, de constitución, que la obra terminada y realizada. El arte conceptual es la culminación de la estética procesual. Desde que la práctica artística abandonó el principio mimético de constitución a favor del sintáctico formal, se interesa por la reflexión sobre la propia naturaleza del arte.” (pág. 249).
“El arte “conceptual” enfatiza la eliminación del objeto artístico en sus modalidades tradicionales. Pero, salvo en casos extremos de la vertiente lingüística, existe menos una eliminación que un replanteamiento y crisis del objeto tradicional. No obstante, de lo que se trata, por encima de un antiobjetualismo a ultranza e indiscriminado, es de desplazar el énfasis sobre el objeto a favor de la concepción y del proyecto, de la conducta perceptiva, imaginativa o creativa del receptor. Incluso en los casos más extremos no puede darse una desmaterialización completa, pues las palabras escritas u orales son también “objetos culturales”, perceptivos, a las que se les atribuye una significación. Generalizando, es posible decir que la obra conceptual carece de una realidad estética formal en el sentido tradicional de una pintura o de una escultura. Su recurso a los medios relativamente desmaterializados se apoya en significantes diversos, reducidos a la mínima expresión y superando las imágenes “bellas” y consistentes del arte tradicional. Los diversos soportes físicos, incluso los más cercanos al cuadro, no son fines formales en sí mismos, no son obra, sino las señales, los documentos de otros fenómenos que abren nuestra conciencia a algo exterior.”(pág. 251-252).
Simón Marchán Fiz. Del arte objetual al arte de concepto. 7° edición. Madrid: Ediciones Akal s.a., 1997.
“En el arte conceptual la idea o concepto es el aspecto más importante de la obra. Cuando el artista se vale de una forma de arte conceptual, significa que todo el proyecto y las decisiones se establecen primero y la ejecución es un hecho mecánico. la idea se convierte en una máquina que produce arte”
Sol Lewit. Paragraphs on conceptual art. Artforum. v/10. 1967. Pág. 80. Simón Marchán Fiz. Del arte objetual al arte de concepto. 7° edición. Madrid: Ediciones Akal s.a., 1997. Pág.250.
“Aquel en el que se enfatizan más la concepción o idea de la obra y el proceso, esto es, lo tradicionalmente considerado “obra de arte”. El calificativo de arte conceptual abarca numerosas tendencias vanguardistas: arte povera, body art, land art, etc. Subyace en todas ellas un rechazo de la excesiva mercantilización de la obra de arte, que ha llegado a transformarla en un producto más de la sociedad de consumo. En consecuencia hay un deseo de minimizar esa obra material, bien empleando materiales perecederos o consumibles en el propio proceso, bien actuando sobre la naturaleza –un acantilado, un valle, un campo de heno-, bien convirtiendo el propio cuerpo en el vehículo expresivo del arte. De la valoración del proceso creativo surge la necesidad de darlo a conocer –lo que se logra a través de una amplísima documentación sobre el proyecto artístico, sus motivaciones, sus fases, valiéndose de todos los sistemas de comunicación audiovisual- y también la posibilidad de hacer intervenir en él a otras personas, que ya no serán sólo espectadores, sino también creadores de la obra de arte. queda también un amplio campo para lo imprevisible, ya que esta participación puede conducir a resultados que no se contemplaban en la propuesta inicial del artista.
Rafael Argullol. Historia general del arte. el objeto artístico. España: Ediciones del Prado, 1995. Pág. 50.