Los órganos transforman determinadas manifestaciones de energía en impulsos nerviosos y, como transportadores, las transmiten al cerebro. Mientras un sistema sensorial o un sentido es también un sistema psíquico, un receptor es solamente un órgano, algo fisiológico. Cada órgano sensorial reacciona específicamente ante una determinada forma de energía -el estímulo-, como resultado de un proceso de especialización alcanzado en el transcurso de la evolución, de modo que existe una correlación entre el sistema sensorial de un organismo y sus necesidades, o logros, de supervivencia.
Una gran variedad de mecanismos sensoriales controla la postura, el movimiento, el equilibrio, el tacto, el dolor y la audición, dependiendo del registro de la deformación mecánica de órganos sensorios especiales situados en la superficie o en el interior del cuerpo condicionando la comprensión de cada sensación. El calor es desde lo físico un fenómeno mecánico, por lo que se relaciona íntimamente con los órganos del tacto, como la percepción del equilibrio o del oído. Los sentidos químicos del olfato y del gusto los tenemos mucho más reducidos en su capacidad de detección y evaluación que el resto de las especies, que en muchos casos dependen vitalmente de ellos. La vista se encuentra en todos los animales con diferentes niveles de especialización y complejidad para percibir partes limitadas de la luz, del espectro electromagnético, que se tornan visibles así. Los aspectos térmicos del electromagnetismo lumínico son recibidos de otro modo de lo que nos ocuparemos más adelante. La radiación electromagnética de ondas cortas desempeñó un papel fundamental en el origen de la materia viva hace entre 2 y 3 millones de años en los océanos y en la atmósfera, lo que resulta fundamental para comprender la relación entre ese hecho y el aspecto sobresaliente que la vista ha tenido para la evolución posterior.
La parte visible -para nosotros- de la luz, activa materias primas como dióxido de carbono, aguas y sales, produciendo la fotosíntesis en las formas vegetales que sirven de alimento a los animales, que fueron desarrollando órganos receptores de radiación electromagnética restringida a gamas limitadas de longitudes de ondas. La energía atrapada por fotopigmentos se convierte en señales eléctricas que portan información para que el organismo vivo se oriente hacia una fuente de luz.
Desde esas tres funciones sensoriales (mecánica, química y electromagnética) se detecta una gran variedad de posibilidades y modos perceptivos, mucho más diversa que los cinco sentidos tradicionales: algunos científicos clasifican hasta 15 sentidos, como veremos abajo. La percepción la comprendemos por la organización de los fenómenos sensibles y los principios del contraste (luz- sombra, en lo visual; sonido-silencio, en lo sonoro; presión-distensión, en el tacto; frío-calor, en la temperatura; etc.) y de la integración e interrelación.
El cerebro está compuesto por neuronas (células que forman el tejido nervioso), con destacadas prolongaciones que se disponen de forma intrincada y cuya disposición y morfología lo hacen diferente del resto de las estructuras nerviosas. Es, sin duda, la estructura más compleja del organismo. Junto con el cerebelo y el tronco cerebral forma el encéfalo, que se prolonga en la médula espinal. Sus células están especializadas y se comunican por señales eléctricas y químicas, aunque muchas de sus propiedades todavía son poco comprendidas.
A pesar de los notables avances, se está aún lejos de poder establecer claras correlaciones entre sus distintas estructuras, los mediadores químicos que actúan en sus conexiones y las funciones cerebrales.
La propiedad fundamental del sistema nervioso es procesar la información, captarla, elaborarla y transmitirla a través de sus vías de comunicación. Parte de ésta la toma del exterior a través de los órganos de los sentidos, y parte la toma de los órganos corporales. Charles S. Sherrington 3 clasificó en 1922 las sensibilidades en exteroceptivas, propioceptivas e interoceptivas.
3_Charles Scott Sherrington (1857-1952), científico británico, Premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus trascendentales aportaciones a la comprensión de las funciones del sistema nervioso central.
Las impresiones y estímulos percibidos pueden tener varias dimensiones: de cualidad, intensidad, extensión y duración, que permiten construir en el espectador el ordenamiento del lenguaje visual, auditivo, kinestésico, etc. En el bebé, en los tres primeros meses de vida prevalece la sensibilidad interoceptiva, lo que lo lleva a saber que siente hambre y sed. A partir del cuarto mes comienza a distinguir las sensaciones corporales de las que provienen del exterior, iniciándose así la toma de conciencia de su propia individualidad.
El punto de arranque de la psicología moderna hacia las investigaciones sobre las teorías de comprensión de la forma, es el proceso de la percepción. En ese campo de estudio se definen las leyes estructurales de la percepción o de la configuración de un objeto, o leyes de la Gestalt, que influyen también en la comprensión de la conformación del objeto.
Surgió frente a la lectura como asociación de impresiones sensibles -con la combinación de diferentes herencias- el conocimiento de la psicología de la Gestalt, por obra de Wertheimer, Köhler y Koffka, que introducen el concepto de la “organización” que media entre estímulo y respuesta, propia del conductismo. Los psicólogos de la Gestalt hablan de objetos de la experiencia y no de estímulos independientes y sumados; la unidad de experiencia -de percepción- es un objeto, no una impresión sensorial. La organización a la que se refieren es la forma o configuración con que se perciben los estímulos sensoriales. Estas formas y configuraciones -se plantean- o están en la naturaleza o son a priori. La respuesta de estos psicólogos fue que hay formas tanto en la naturaleza como en la mente humana. La indagación constituyó el programa de investigación empírica de la sicología de la forma (Gestaltheorie) introduciendo la idea de “organización” intermediando entre el estímulo y la respuesta a la que había remitido el conductismo e infundidos por la fenomenología.
Los estudiosos de la Gestalt llaman objetos de experiencia a la situación perceptual y unidad de experiencia a la percepción, a la que no consideran una impresión sensorial, sino un objeto. Para ellos, la idea de organización remite a una configuración que estarían a priori en la naturaleza y en la mente humana y que se recepciona con los estímulos sensoriales.
Sistemas de análisis de la imagen en la historia hasta la construcción de la lectura del signo visual
Si bien recurrimos insistentemente a las imágenes consideradas regularmente artísticas, estas observaciones consideran todo tipo y uso de imágenes. En su monumental historia del arte, Ernst Gombrich (1909-2001) la inicia refiriendo que “no existe, realmente, el Arte. Tan solo hay artistas.” Y señala la poca distancia existente entre los hombres que con barros de colores dibujaban animales en las paredes de las cuevas y los que hoy recurren a colores envasados para realizar carteles en estaciones de subte. En la extensión y en la diversidad de modos de realizaciones visuales se difundió la palabra “arte” para nominar a demasiadas imágenes y cosas. Con astucia político-cultural Gombrich refiere que poco se pierde llamando de ese modo a tantas imágenes siempre que se considere que la palabra puede significar muchas cosas diferentes en distintos lugares y épocas y que la palabra con mayúscula no existe y “tiene por esencia que ser un fantasma y un ídolo.”
Malfada n*, Quino